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Transcurría el año 1816, era un año bisiesto e inusualmente frío como pocos; tanto es así que paso a conocerse como el año sin verano, y el año de la pobreza.
Debido a las graves anomalías en el clima, como consecuencia de una histórica caída en la actividad solar y un invierno volcánico, se produjo una importante disminución en la temperatura global del planeta, lo cual trajo aparejado una escasez de alimentos, pobreza, y con ello también se multiplicaron las enfermedades.
Londres había sido fuertemente castigada por la influenza, Portugal con la viruela, y el cólera comenzó a invadir gran parte de Europa Oriental, los cadáveres invadían las calles; y la familia Scarlett, una pequeña familia acomodada radicada en una villa al norte de Italia, no fue la excepción a la regla; primero falleció mi hermana menor producto de la viruela, y luego caí enferma yo.
Fue entonces cuando mi madre ante la impotencia y la desesperación decidió recurrir a Lady Horváth, una importante aristócrata proveniente de una antigua familia Húngara radicada en la zona, sobre la cual en el pueblo se rumoreaba que practicaba antiguos actos paganos relacionados con curaciones milagrosas.
Lady Horváth era una persona muy reservada, pero agraciada con una peculiar belleza y una juventud que parecía no marchitarse con el correr tiempo, lo poco que se sabía de ella era que había enviudado y vivía con sus dos hijos a los cuales nunca se los había visto mostrarse en público.
Todo comenzó aquella fría tarde de Febrero camino a la casa de Lady Horváth; era una propiedad extensa con parques bellos, frondosos y cautivantes. La mansión se encontraba situada justo en el centro de la propiedad, y tenía cierto aire lúgubre, estaba un tanto deteriorada y envejecida por el correr del tiempo.
Recuerdo haber bajado del carruaje con dificultad y problemas para respirar, tenía la fiebre muy alta y mi cabeza parecía estar a punto de estallar, recuerdo a Lady Horváth abrir la puerta y recibirnos amablemente; en el interior había una figura masculina parado en lo alto de la escalera, se encontraba todo cubierto por una capa con capucha que apenas dejaba ver sus ojos, unos ojos tan claros como el cielo y fríos como el hielo; fue entonces cuando un escalofrío recorrió todo mi cuerpo desde mi cabeza hasta la punta de mis pies; y luego debí haberme desvanecido completamente en virtud de que perdí toda noción del tiempo y ya no recuerdo lo que ocurrió.
Cuando desperté, mis sentidos parecían haberse agudizado, podía oír el zumbar de una mosca en la habitación, veía cosas extrañas y mi mente estaba totalmente confundida. Sentía mucha sed, y una descarga de adrenalina recorrer por cada fibra de mi cuerpo, me sentía muy bien pero aún así estaba un tanto aturdida.
Sobre una pequeña mesa ratona situada justo al lado de la cama, se encontraba una copa con un liquido viscoso y rojo como la sangre, y junto a ella una hermosa rosa escarlata con una pequeña nota; extiendo mi mano para leerla y en ella decía “Te ha sido concedido el regalo de una nueva vida, pero al mismo tiempo no podrás morir”. Y así fue como comencé esta nueva vida, condenada a vivir por siempre, a vagar por el mundo sin rumbo cierto, viendo morir y perecer a todos mis afectos.
Pero con el correr del tiempo descubrí que no era la única, al principio fuimos unos pocos, luego muchos, y fue entonces cuando decidimos conformar el Clan Sangue Di Rosa Scarlatta, una hermandad unida por los vínculos de amistad, la solidaridad, y la magia que llevamos en nuestra sangre.
Con el correr del tiempo, y el transcurrir de los siglos, muchos hermanos se fueron y otros perecieron en las guerra, quedando entonces solo unos pocos. La Casa Sangue Di Rosa Scarlatta, es un grupo de vampiros y valientes guerreros, orgullosos cada uno de nuestra sangre, dignos representantes, descendientes y el último vestigio que queda del antiguo Clan Sangue Di Rosa Scarlatta. Un antiguo Clan ya extinto que fue reconocido en todos los ámbitos de Second Life como uno de los grupos de mayor reputación.-
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