Difference between revisions of "Hijos de la Oscuridad Clan"

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===THE BLOOD KILLERS===
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===...:::Sakura Dark Shadows:::...===
 
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|Princeps:
|亗 ɛʟ քǟȶʀօռ ɮʟօօɖ ƙɨʟʟɛʀѕ 亗 (bandido.seda)
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|ᴇᴡʏɴᴋ ꜱᴡɪꜰᴛ (ewynk)
 
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|๖ۣۜઇ  Ĺυćίƒєг Ľүćαηóṡ ɮ ƙ ๖ۣۜઇ  (saetas83)
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|History:  
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|History:
|"El Mundo A Cambiado"
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|Historia de la casa :
Se siente en el aire de la tierra, Mucho de lo que fue ya no es, Porque entre los humanos, ahora caminan inmortales…
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Parte 1: El Comienzo de los Sakura
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En el año 1600, la tierra estaba sumida en la oscuridad. Los clanes se enfrentaban en guerras interminables, los ríos se teñían de sangre, y la muerte se había convertido en una compañera constante. Los rumores sobre criaturas sobrenaturales que acechaban en la noche se multiplicaban, pero ninguna leyenda era tan temida como la de los Sakura. Estos seres, que habitaban en un templo escondido entre las cumbres de una montaña que rasgaba el cielo a 8000 metros de altitud, eran más antiguos que las montañas mismas y tan inmortales como la oscuridad que los rodeaba.
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Los Sakura no eran simples guerreros; eran entidades que habían trascendido la humanidad, alimentándose de la sangre de los vivos para mantener su existencia eterna. Se decía que bebían sin piedad, pero con una extraña moralidad: nunca tomaban la vida de aquellos a quienes desangraban. Este pacto con la humanidad los había mantenido en un delicado equilibrio durante siglos, un acuerdo tácito que protegía a los vivos de las verdaderas monstruosidades que acechaban en las sombras.
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El templo donde residían era inaccesible para los mortales, un lugar donde el tiempo se distorsionaba y la realidad se confundía con el más allá. Aquellos que intentaron alcanzar el templo desaparecieron, absorbidos por la oscuridad que lo rodeaba. El templo, envuelto en una niebla perpetua, se alzaba como un monumento al terror, con estatuas de antiguos guerreros petrificados en combate, vigilando eternamente.
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Parte 2: El Destino de Ewynk
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A mediados del siglo XVII, cuando la corrupción y la desesperación habían alcanzado su cenit, un joven noble llamado Ewynk surgió del caos. Su vida había sido marcada por la tragedia y la pérdida. Había visto a su familia y amigos sucumbir a la violencia y a la peste, y en su corazón comenzó a crecer una semilla de oscuridad. Las historias de los Sakura habían fascinado a Ewynk desde su infancia, pero ahora, en su desesperación, vio en ellas una oportunidad.
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Ewynk estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para salvar a su pueblo, incluso si eso significaba perder su humanidad. Se obsesionó con la idea de encontrar el templo de los Sakura, convencido de que si podía llegar a ellos, podría convencerlos de que lo ayudaran. Abandonó su vida anterior y se embarcó en una misión suicida hacia las montañas, decidido a desentrañar los secretos de los inmortales.
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El viaje de Ewynk fue un descenso a la locura. A medida que ascendía por las montañas, el mundo a su alrededor se volvía cada vez más extraño y hostil. Espíritus y criaturas oscuras lo acechaban en cada paso, y la realidad se desintegraba en sus manos. Vio visiones de su propia muerte, de su pueblo en llamas, y de sí mismo transformado en un monstruo. Pero Ewynk continuó, empujado por una fuerza que ni siquiera él comprendía.
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Después de lo que le pareció una eternidad, Ewynk alcanzó el templo. Estaba exhausto, al borde de la muerte, pero algo en él lo impulsó a seguir adelante. Cruzó el umbral del templo y fue recibido por un silencio opresivo. La oscuridad lo envolvió, y por un momento, pensó que había fallado, que estaba condenado a perecer en ese lugar maldito.
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Parte 3: La Transformación de Ewynk
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Pero la oscuridad no lo consumió. En cambio, fue recibido por una figura imponente, un Sakura de piel pálida y ojos que brillaban con un fulgor espectral. El Sakura habló con una voz que resonaba como un eco en la mente de Ewynk, y le ofreció una elección: regresar a su vida mortal y olvidar todo lo que había visto, o renunciar a su humanidad y unirse a los Sakura como uno de los suyos.
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Ewynk, con el alma corroída por la desesperación, no dudó. Aceptó la oscuridad, dejando que esta lo consumiera. Sentía cómo su vida se desvanecía, reemplazada por una sed insaciable, un hambre que nunca podría saciarse. Se convirtió en un Sakura, pero no en uno cualquiera. Algo en él, quizás su fuerza de voluntad o la oscuridad que ya habitaba en su corazón, lo transformó en algo más. Ewynk no solo se convirtió en uno de los inmortales; se alzó como el rey de los vampiros, el líder de la casa Sakura.
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Su transformación fue un ritual oscuro y doloroso, en el que su cuerpo fue despojado de toda debilidad humana. Su piel se volvió pálida como la luna, sus ojos adquirieron un brillo rojizo que podía ver a través de las sombras, y sus colmillos crecieron, afilados como cuchillas. Con cada momento que pasaba, Ewynk sentía cómo la humanidad lo abandonaba, reemplazada por una frialdad que helaba su alma.
  
Todo comenzó cuando Bandido Seda, un humilde hombre, caminaba por la calle dirigiéndose hacia su hogar. Al avanzar sus pasos sintió miradas que se enfocan en él; volteó a su alrededor y no pudo ver a nadie. Continuó su camino "cuando de repente" es atacado por un ser extraño, alguien con un aspecto diferente, tenía sangre que goteaba de su boca, se le podían observar un par de colmillos dentro, y poseía un aspecto demasiado pálido. Tras recibir el ataque, Bandido Seda quedó postrado en el suelo, sin rastro de vida. Después de unos minutos ese simple hombre y humilde que tan sólo se dirigía a su casa, después de ese terrible encuentro, la tibia sangre de su cuerpo le abandonó, así como la vida misma, pero ese no fue su fin. Vacilante y sin saber lo que había pasado, abrió los ojos, y en ese momento comenzó a experimentar sensaciones que jamás antes había experimentado. Sin comprender aún lo sucedido continuó su camino.
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Parte 4: El Reino de Sangre
  
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Ahora como líder de los Sakura, Ewynk regresó a su pueblo, pero ya no era el salvador que había imaginado. Se convirtió en un dios oscuro, un emperador de la noche que gobernaba con un puño de hierro. Su pueblo, devastado y desesperado, lo recibió como un mesías, sin saber que habían acogido al mismo mal que habían temido.
  
Llegando a su hogar, aún aturdido se observó en el espejo, para toparse con un nuevo horror: el hombre reflejado no era él, o mejor dicho había quedado poco de lo que una vez fue. Su aspecto había cambiado, siendo semejante al de la extraña presencia que lo atacó. Si… pudo recordar ese rostro, su aspecto… justo antes del ataque pudo verlo por una breve segundo. Al sentir ese agudo dolor en su cuello, lo supo; ese ser le lo había convertido en uno como él, en un ser inmortal también. Fue entonces cuando sintiendo la abrumadora sed, Bandido Seda, comenzó a vagar sin rumbo fijo en busca de alimento. Durante esa marcha sin sentido, pudo escuchar a lo lejos un llanto, su origen era el de una mujer. Al observarla Bandido Seda, no pudo contenerse y terminó atacándole de forma bestial, en aras de saciarse la necesidad de sangre que yacía en él, pero pasa algo que no esperaba, después de morder y atacar a su presa, se quedó estático frente a ella. Todo esto mientras ella se retorcía y agonizaba lentamente, minutos después, así como sucedió con él, la mujer se puso de pie desesperada, ahora también era inmortal, así como él. Su aspecto era delicado y bello, así fue como él le ofreció su mano, partiendo juntos. La acogió en su hogar, dónde ambos experimentarían juntos esta nueva vida, la de los no muertos, en un mundo de mortales. Es en ese preciso momento que la nueva vida de Bandido Seda volvió a empezar, sobreviviendo, aprendiendo y sobrellevando esta nueva etapa de la mano de la hermosa mujer que encontró esa noche, quien le regaló su compañía día a día.  
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Ewynk comenzó su reinado de terror, instaurando un nuevo orden donde solo los más fuertes sobrevivirían. Reclutó a los jóvenes más valientes y los sometió a la misma transformación que él había experimentado, construyendo un ejército de vampiros a su imagen y semejanza. Aquellos que se oponían a él eran masacrados sin piedad, sus cuerpos drenados de sangre como ofrendas al nuevo rey.
  
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La ciudad pronto se convirtió en un lugar de pesadilla. Las noches estaban llenas de gritos, y los ríos se tiñeron de rojo con la sangre de los sacrificados. Los vampiros de Ewynk patrullaban las calles, cazando a los pocos que se atrevían a desafiar el nuevo orden. Los antiguos bandidos y criminales fueron los primeros en caer, pero pronto, nadie estuvo a salvo.
  
Pasado el tiempo, formaron juntos una familia, la cual dio como frutos, una gran cantidad de hijos por consanguinidad. Todos tomaron a Bandido Seda como su líder, protector, y príncipe. Conformando así una nueva casa vampírica, un hogar, una familia, que tomaría como nombre¸ THE BLOOD KILLERS. Si me preguntan por qué él escogió ese nombre, yo les podría contestar que simplemente es porque, así como Bandido Seda es un hombre honorable, respetuoso, y tranquilo, cuando hace falta, es capaz de manchar de sangre a sus presas o enemigos; de igual forma que la luna roja, conocida como luna sangrienta, se tiñe de tonos rojizos mientras se produce un eclipse solar con tal de proteger a su bella compañera, ahora esposa, o a su familia. Este color rojizo como el de la luna sangrienta, representa la parte guerrera, y con sed de justicia de esta familia, desde entonces, recorren juntos el mundo, visitando diferentes lugares, viviendo malas y buenas experiencias, hasta que un día… llegaron a la ciudad de Arcadia, cerca de Ventrue, la cual es gobernado por la Soberana de nombre  ϯSєρ Λяίсσs Vєηtʀuє V.W. ϯ  (sephorass),tocaron las puertas de esta ciudad, la Soberana abrió la puerta de su casa a la familia THE BLOOD KILLERS. Minutos posteriores, habiendo conversado con todos, se creó una gran amistad, el príncipe Bandido Seda comenzó a sentir paz en esa ciudad de los Sabbat, y le solicitó al Soberano, una alianza entre su casa ȶTHE BLOOD KILLERS y su clan Ventrue, aceptando así mutuamente el convenio de alianza entre los dos. Y de esta manera iniciaron juntos una nueva alianza entre la casa ¸ THE BLOOD KILLERS y el Clan Ventrue en la ciudad de Arcadia, ofreciendo la casa ¸ THE BLOOD KILLERS respeto, apoyo, confianza, y lealtad a la Soberana  ϯSєρ Λяίсσs Vєηtʀuє V.W. ϯ  (sephorass), y el resto de los miembros que allí habitan, viviendo ahora en armonía y paz entre otros seres inmortales, con unos grandes líderes, quienes pudieron hallar un nuevo rumbo y objetivo apoyando al ahora príncipe Bandido seda.  
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Bajo el liderazgo de Ewynk, los Sakura extendieron su influencia más allá del pueblo. Las tierras vecinas comenzaron a sentir su presencia, y los reinos cercanos cayeron uno por uno, incapaces de resistir la fuerza de su ejército inmortal. Ewynk, ahora conocido como el Rey de la Noche, se convirtió en una figura de terror, un mito viviente que se extendía como una sombra sobre todo el continente.
  
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Parte 5: La Maldición Eterna
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Pero con el poder vino la maldición. Aunque Ewynk había salvado a su pueblo de la destrucción, lo había condenado a una existencia de sufrimiento eterno. Sus súbditos, ahora vampiros, vivían en una agonía perpetua, consumidos por una sed que nunca podrían saciar. La sangre humana, aunque vital, nunca era suficiente. La desesperación y el odio comenzaron a crecer entre sus seguidores, y Ewynk, a pesar de su poder, no pudo detener la creciente marea de locura que amenazaba con destruirlo todo.
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Los vampiros comenzaron a luchar entre sí, buscando saciar su hambre en los cuerpos de sus propios hermanos. La ciudad, una vez bajo el control de hierro de Ewynk, se desmoronó en un caos de violencia y traición. Ewynk, aunque poderoso, se encontró cada vez más aislado, rodeado de súbditos que lo odiaban tanto como lo temían.
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Finalmente, Ewynk se dio cuenta de que había cometido un terrible error. Había creído que podía controlar la oscuridad, pero en realidad, la oscuridad lo había consumido. Había querido salvar a su pueblo, pero en su lugar, lo había condenado a un destino peor que la muerte.
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Con el corazón lleno de arrepentimiento, Ewynk se retiró al templo de los Sakura, donde había comenzado su descenso a la oscuridad. Allí, en la soledad de la montaña, meditó sobre su destino, preguntándose si había alguna forma de redimir su alma condenada. Pero sabía que era demasiado tarde. Había cruzado un umbral del que no había retorno, y ahora, estaba condenado a gobernar en soledad, como el Rey de la Noche, hasta que el mundo mismo se desmoronara.
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Y así, la leyenda de Ewynk, el Rey de los Vampiros, se convirtió en una historia que los mortales contaban en susurros, una advertencia sobre el precio del poder y la oscuridad que habita en el corazón de cada hombre. Ewynk había salvado a su pueblo, pero al hacerlo, había destruido todo lo que alguna vez había amado. Ahora, solo le quedaba la eternidad para reflexionar sobre su error, mientras las sombras se cerraban a su alrededor, consumiendo el mundo que una vez había jurado proteger.
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=== TENEBRIS ET SANGUINE===
 
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!colspan="10"| TENEBRIS ET SANGUINE
 
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|rowspan="4"|[[File:Casa TENEBRIS ET SANGUINE 2.png |200px|thumb|center| ]]
 
|Princeps:
 
|Xuaren Borgia Domux (Xuaren)
 
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|Delegate:
 
|Diablo Domux Borgia (Wolowicks)
 
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|Liaison:
 
|Not Assigned
 
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|History:
 
|Rodrigo de Borja, recién nombrado sacerdote en su tierra valenciana, vendió su alma a Lucifer prometiéndole lealtad y una Dinastía a su servicio por toda la eternidad. A cambio solicitó una vida inmortal y el poder absoluto sobre los hombres.
 
  
  
Satanás escuchó su súplica y le concedió sus deseos. Rodrigo Borgia fue proclamado Papa, reinando sobre todos los hombres y se convirtió en el  primer vampiro de la Casa Borgia en 1450. Cumplió su promesa, transmitiendo a sus hijos su herencia de Sangre y sumisión al Señor del Averno.
 
  
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Cumplió su promesa transmitiendo a sus hijos su herencia de Sangre y sumisión al Señor del Averno.
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Parte 6: El Resurgimiento del Oscuro Poder
  
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Pasaron siglos en los que el nombre de Ewynk se desvaneció de la memoria de los vivos, pero su legado nunca murió. En lo más profundo del templo, Ewynk permanecía en un estado de letargo, su cuerpo inmóvil pero su mente viva, presa de los tormentos de su conciencia. Aunque el mundo cambió a su alrededor, Ewynk seguía siendo una constante, una sombra que aguardaba el momento adecuado para resurgir.
  
En 1497, la relación incestuosa entre César y Lucrecia Borgia dio su fruto, dando ésta a luz a una niña a quien llamaron Xuaren.  
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El tiempo no tiene el mismo significado para los inmortales. Mientras el mundo avanzaba, reinos se levantaban y caían, y los humanos olvidaban su pasado, Ewynk soñaba con la noche eterna, un tiempo en el que su poder pudiera volver a dominar el mundo. Su soledad fue su mayor castigo, pero también su mayor fuerza. Durante esos largos siglos, Ewynk no solo meditó sobre su fracaso, sino que también planeó su regreso.
  
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Sabía que no podía confiar en otros vampiros, cuyas mentes estaban corrompidas por la sed insaciable. En su lugar, Ewynk comenzó a experimentar con los antiguos hechizos y rituales que había aprendido durante su tiempo como líder de los Sakura. Con cada nuevo ritual, su poder crecía, alimentado por la oscuridad que había cultivado en su interior. Finalmente, después de siglos de preparación, Ewynk estaba listo para salir de su letargo.
  
Un Demonio susurró al oído de su madre este nombre, prometiéndole que su hija sería amada y temida pero también perseguida y odiada, por lo que su mayor prioridad debía ser protegerla, esconderla, hasta que llegara la hora de mostrar su legado.
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Parte 7: El Regreso del Rey de la Noche
  
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El día del despertar de Ewynk fue uno de terror y desesperación. Sin previo aviso, el templo que había estado sumido en la quietud durante siglos se llenó de una energía oscura y poderosa. Las puertas, selladas con magia antigua, se abrieron de par en par, y una niebla espesa y negra comenzó a descender por la montaña, cubriendo las tierras circundantes en una sombra siniestra.
  
Lucrecia, recluída en un convento desde el principio de su embarazo, miró a la pequeña belleza de pelo negro, blanca piel y ojos cambiantes que dormía en su regazo.  
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Los habitantes de las aldeas cercanas no sabían lo que se avecinaba, pero pronto lo descubrieron. El retorno de Ewynk no fue silencioso ni pacífico; fue un cataclismo. Con cada paso que daba, la tierra misma temblaba, y las criaturas de la noche acudían a él como si fuera su amo legítimo. El cielo se oscureció, y las estrellas desaparecieron, como si temieran ser testigos del resurgimiento del Rey de los Vampiros.
  
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Ewynk, ahora más poderoso que nunca, se dirigió al corazón del reino. No lo hizo con el propósito de reconquistar su antiguo dominio, sino de forjar uno nuevo, uno que fuera aún más oscuro y terrible que antes. Esta vez, no cometería los mismos errores. Había aprendido de su pasado, y ahora su mente estaba enfocada en un único objetivo: sumergir al mundo entero en la noche eterna, donde él gobernaría como el único señor.
  
Lucrecia, la bella y gélida vampira, sintió por primera vez en su vida calor en su hasta ahora, muerto y frío corazón.
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Parte 8: La Oscura Alianza
  
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Ewynk no estaba solo en su deseo de dominación. A medida que su poder crecía, otras criaturas oscuras comenzaron a sentir su presencia y a buscar su favor. Demonios, brujas, y otros vampiros se unieron a su causa, formando una alianza que ni los más oscuros horrores de la historia podrían haber imaginado. Juntos, comenzaron a arrasar por las tierras, destruyendo ciudades enteras y dejando a su paso un rastro de muerte y desesperación.
  
Escribió con premura a la única persona en la que confiaba, su madrina y la mejor amiga de su madre, Lady Mindy, Señora de la Casa BloodKiller, aliada de la Casa Borgia. Tras este suceso Lucrecia fue repudiada por su padre y su hermano a los que nunca reveló el paradero de su hija.
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La resistencia era fútil. Los ejércitos humanos, por muy valientes que fueran, no podían enfrentarse al poder abrumador de Ewynk y su legión. Sus líderes fueron asesinados, sus fortalezas derribadas, y su esperanza extinguida. El mundo se estaba sumiendo en la oscuridad, tal como Ewynk había planeado durante siglos. Y mientras sus enemigos caían uno tras otro, el Rey de la Noche se regocijaba en su triunfo.
  
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Pero Ewynk sabía que su victoria no estaba completa. Para asegurar su dominio eterno, necesitaba realizar un último ritual, uno que lo convertiría en una entidad más allá de la vida y la muerte, un ser que ni siquiera los dioses podrían desafiar. Este ritual requería un sacrificio inmenso, uno que cambiaría el destino del mundo para siempre.
  
La pequeña Xuaren cuyo nombre fue forjado en los fuegos del Infierno, nieta de Rodrigo Borgia, aliado de Lucifer, e hija de Lucrecia y César Borgia, temidos por humanos y seres de la noche, fue criada por la Casa BloodKiller, a cuyos Príncipes llamó padres y a sus hijos hermanos, creció sin conocer sus verdaderos orígenes hasta que la súbita muerte de su padre y de su abuelo, obligaron a su Familia a revelar sus verdaderos orígenes.
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Parte 9: El Ritual de la Noche Eterna
  
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Ewynk reunió a sus seguidores más leales en lo más profundo de una caverna oculta, un lugar donde la magia antigua fluía como la sangre a través de venas invisibles en la roca. Allí, en un altar hecho de huesos y cubierto de runas antiguas, comenzó el ritual. Los cielos se oscurecieron aún más, y el viento aullaba como si el propio mundo estuviera llorando.
  
La de los ojos cambiantes se convirtió en Princesa de la Casa Borgia.  
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Los detalles del ritual eran complejos y oscuros, pero lo que se sabe es que implicaba la destrucción de todo lo que Ewynk alguna vez había amado. El sacrificio de su propia humanidad, su último vínculo con el mundo de los vivos, era necesario para completar el proceso. Con cada palabra que pronunciaba, el poder oscuro dentro de él crecía, y la realidad comenzaba a desmoronarse a su alrededor.
  
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Finalmente, el momento culminante llegó. Ewynk levantó sus manos hacia el cielo, y una explosión de energía oscura envolvió la caverna, extendiéndose como una onda de choque por todo el mundo. El cielo se rasgó, y un vacío insondable comenzó a absorber la luz y la vida de todo lo que tocaba. Ewynk, ahora completamente transformado, se había convertido en una encarnación de la noche misma.
  
El resto ya es leyenda.
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Parte 10: El Amanecer del Reino de las Sombras
  
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El mundo cambió en un instante. La luz del sol desapareció, reemplazada por un crepúsculo eterno que se cernía sobre la tierra. Las plantas murieron, los animales se volvieron salvajes y los humanos, lo que quedaba de ellos, fueron esclavizados o convertidos en sirvientes de los vampiros. Las ciudades humanas fueron reemplazadas por fortalezas oscuras, y el mundo entero quedó bajo el dominio de Ewynk y su reino de sombras.
  
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El nuevo orden de Ewynk no conocía la piedad. Su reino se expandió a lo largo de todo el continente, y las tierras que alguna vez fueron fértiles y llenas de vida se convirtieron en desiertos sombríos donde solo los más fuertes sobrevivían. Ewynk gobernaba desde su trono de oscuridad, imperturbable y omnipotente, mientras el mundo caía en la desesperación.
  
 
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Latest revision as of 19:32, 3 January 2025

Hijos de La Oscuridad
HDLO2.jpg
Sovereign: Neuntoter Davidov
Co-Sovereign: ƉӇĬɃѦ ŞȈƉӇḚ ÏɃĿĪŜ (lolylover)
Ambassador: TBA
Proxy: Not Assigned
Political Faction: Not Assigned
History: TBA

Greater Houses of Hijos de La Oscuridad

Sangre y Oro

Sangre y Oro
Progeny Fangs.png
Princeps: Darnay Merlo
Delegate: Not Assigned
Liaison: Not Assigned
History: TBA

...:::Sakura Dark Shadows:::...

...:::Sakura Dark Shadows:::...
Logo Sakura.png
Princeps: ᴇᴡʏɴᴋ ꜱᴡɪꜰᴛ (ewynk)
Delegate: Not Assigned
Liaison: Not Assigned
History: Historia de la casa :

Parte 1: El Comienzo de los Sakura

En el año 1600, la tierra estaba sumida en la oscuridad. Los clanes se enfrentaban en guerras interminables, los ríos se teñían de sangre, y la muerte se había convertido en una compañera constante. Los rumores sobre criaturas sobrenaturales que acechaban en la noche se multiplicaban, pero ninguna leyenda era tan temida como la de los Sakura. Estos seres, que habitaban en un templo escondido entre las cumbres de una montaña que rasgaba el cielo a 8000 metros de altitud, eran más antiguos que las montañas mismas y tan inmortales como la oscuridad que los rodeaba.

Los Sakura no eran simples guerreros; eran entidades que habían trascendido la humanidad, alimentándose de la sangre de los vivos para mantener su existencia eterna. Se decía que bebían sin piedad, pero con una extraña moralidad: nunca tomaban la vida de aquellos a quienes desangraban. Este pacto con la humanidad los había mantenido en un delicado equilibrio durante siglos, un acuerdo tácito que protegía a los vivos de las verdaderas monstruosidades que acechaban en las sombras.

El templo donde residían era inaccesible para los mortales, un lugar donde el tiempo se distorsionaba y la realidad se confundía con el más allá. Aquellos que intentaron alcanzar el templo desaparecieron, absorbidos por la oscuridad que lo rodeaba. El templo, envuelto en una niebla perpetua, se alzaba como un monumento al terror, con estatuas de antiguos guerreros petrificados en combate, vigilando eternamente.

Parte 2: El Destino de Ewynk

A mediados del siglo XVII, cuando la corrupción y la desesperación habían alcanzado su cenit, un joven noble llamado Ewynk surgió del caos. Su vida había sido marcada por la tragedia y la pérdida. Había visto a su familia y amigos sucumbir a la violencia y a la peste, y en su corazón comenzó a crecer una semilla de oscuridad. Las historias de los Sakura habían fascinado a Ewynk desde su infancia, pero ahora, en su desesperación, vio en ellas una oportunidad.

Ewynk estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para salvar a su pueblo, incluso si eso significaba perder su humanidad. Se obsesionó con la idea de encontrar el templo de los Sakura, convencido de que si podía llegar a ellos, podría convencerlos de que lo ayudaran. Abandonó su vida anterior y se embarcó en una misión suicida hacia las montañas, decidido a desentrañar los secretos de los inmortales.

El viaje de Ewynk fue un descenso a la locura. A medida que ascendía por las montañas, el mundo a su alrededor se volvía cada vez más extraño y hostil. Espíritus y criaturas oscuras lo acechaban en cada paso, y la realidad se desintegraba en sus manos. Vio visiones de su propia muerte, de su pueblo en llamas, y de sí mismo transformado en un monstruo. Pero Ewynk continuó, empujado por una fuerza que ni siquiera él comprendía.

Después de lo que le pareció una eternidad, Ewynk alcanzó el templo. Estaba exhausto, al borde de la muerte, pero algo en él lo impulsó a seguir adelante. Cruzó el umbral del templo y fue recibido por un silencio opresivo. La oscuridad lo envolvió, y por un momento, pensó que había fallado, que estaba condenado a perecer en ese lugar maldito.

Parte 3: La Transformación de Ewynk

Pero la oscuridad no lo consumió. En cambio, fue recibido por una figura imponente, un Sakura de piel pálida y ojos que brillaban con un fulgor espectral. El Sakura habló con una voz que resonaba como un eco en la mente de Ewynk, y le ofreció una elección: regresar a su vida mortal y olvidar todo lo que había visto, o renunciar a su humanidad y unirse a los Sakura como uno de los suyos.

Ewynk, con el alma corroída por la desesperación, no dudó. Aceptó la oscuridad, dejando que esta lo consumiera. Sentía cómo su vida se desvanecía, reemplazada por una sed insaciable, un hambre que nunca podría saciarse. Se convirtió en un Sakura, pero no en uno cualquiera. Algo en él, quizás su fuerza de voluntad o la oscuridad que ya habitaba en su corazón, lo transformó en algo más. Ewynk no solo se convirtió en uno de los inmortales; se alzó como el rey de los vampiros, el líder de la casa Sakura.

Su transformación fue un ritual oscuro y doloroso, en el que su cuerpo fue despojado de toda debilidad humana. Su piel se volvió pálida como la luna, sus ojos adquirieron un brillo rojizo que podía ver a través de las sombras, y sus colmillos crecieron, afilados como cuchillas. Con cada momento que pasaba, Ewynk sentía cómo la humanidad lo abandonaba, reemplazada por una frialdad que helaba su alma.

Parte 4: El Reino de Sangre

Ahora como líder de los Sakura, Ewynk regresó a su pueblo, pero ya no era el salvador que había imaginado. Se convirtió en un dios oscuro, un emperador de la noche que gobernaba con un puño de hierro. Su pueblo, devastado y desesperado, lo recibió como un mesías, sin saber que habían acogido al mismo mal que habían temido.

Ewynk comenzó su reinado de terror, instaurando un nuevo orden donde solo los más fuertes sobrevivirían. Reclutó a los jóvenes más valientes y los sometió a la misma transformación que él había experimentado, construyendo un ejército de vampiros a su imagen y semejanza. Aquellos que se oponían a él eran masacrados sin piedad, sus cuerpos drenados de sangre como ofrendas al nuevo rey.

La ciudad pronto se convirtió en un lugar de pesadilla. Las noches estaban llenas de gritos, y los ríos se tiñeron de rojo con la sangre de los sacrificados. Los vampiros de Ewynk patrullaban las calles, cazando a los pocos que se atrevían a desafiar el nuevo orden. Los antiguos bandidos y criminales fueron los primeros en caer, pero pronto, nadie estuvo a salvo.

Bajo el liderazgo de Ewynk, los Sakura extendieron su influencia más allá del pueblo. Las tierras vecinas comenzaron a sentir su presencia, y los reinos cercanos cayeron uno por uno, incapaces de resistir la fuerza de su ejército inmortal. Ewynk, ahora conocido como el Rey de la Noche, se convirtió en una figura de terror, un mito viviente que se extendía como una sombra sobre todo el continente.

Parte 5: La Maldición Eterna

Pero con el poder vino la maldición. Aunque Ewynk había salvado a su pueblo de la destrucción, lo había condenado a una existencia de sufrimiento eterno. Sus súbditos, ahora vampiros, vivían en una agonía perpetua, consumidos por una sed que nunca podrían saciar. La sangre humana, aunque vital, nunca era suficiente. La desesperación y el odio comenzaron a crecer entre sus seguidores, y Ewynk, a pesar de su poder, no pudo detener la creciente marea de locura que amenazaba con destruirlo todo.

Los vampiros comenzaron a luchar entre sí, buscando saciar su hambre en los cuerpos de sus propios hermanos. La ciudad, una vez bajo el control de hierro de Ewynk, se desmoronó en un caos de violencia y traición. Ewynk, aunque poderoso, se encontró cada vez más aislado, rodeado de súbditos que lo odiaban tanto como lo temían.

Finalmente, Ewynk se dio cuenta de que había cometido un terrible error. Había creído que podía controlar la oscuridad, pero en realidad, la oscuridad lo había consumido. Había querido salvar a su pueblo, pero en su lugar, lo había condenado a un destino peor que la muerte.

Con el corazón lleno de arrepentimiento, Ewynk se retiró al templo de los Sakura, donde había comenzado su descenso a la oscuridad. Allí, en la soledad de la montaña, meditó sobre su destino, preguntándose si había alguna forma de redimir su alma condenada. Pero sabía que era demasiado tarde. Había cruzado un umbral del que no había retorno, y ahora, estaba condenado a gobernar en soledad, como el Rey de la Noche, hasta que el mundo mismo se desmoronara.

Y así, la leyenda de Ewynk, el Rey de los Vampiros, se convirtió en una historia que los mortales contaban en susurros, una advertencia sobre el precio del poder y la oscuridad que habita en el corazón de cada hombre. Ewynk había salvado a su pueblo, pero al hacerlo, había destruido todo lo que alguna vez había amado. Ahora, solo le quedaba la eternidad para reflexionar sobre su error, mientras las sombras se cerraban a su alrededor, consumiendo el mundo que una vez había jurado proteger.

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Parte 6: El Resurgimiento del Oscuro Poder

Pasaron siglos en los que el nombre de Ewynk se desvaneció de la memoria de los vivos, pero su legado nunca murió. En lo más profundo del templo, Ewynk permanecía en un estado de letargo, su cuerpo inmóvil pero su mente viva, presa de los tormentos de su conciencia. Aunque el mundo cambió a su alrededor, Ewynk seguía siendo una constante, una sombra que aguardaba el momento adecuado para resurgir.

El tiempo no tiene el mismo significado para los inmortales. Mientras el mundo avanzaba, reinos se levantaban y caían, y los humanos olvidaban su pasado, Ewynk soñaba con la noche eterna, un tiempo en el que su poder pudiera volver a dominar el mundo. Su soledad fue su mayor castigo, pero también su mayor fuerza. Durante esos largos siglos, Ewynk no solo meditó sobre su fracaso, sino que también planeó su regreso.

Sabía que no podía confiar en otros vampiros, cuyas mentes estaban corrompidas por la sed insaciable. En su lugar, Ewynk comenzó a experimentar con los antiguos hechizos y rituales que había aprendido durante su tiempo como líder de los Sakura. Con cada nuevo ritual, su poder crecía, alimentado por la oscuridad que había cultivado en su interior. Finalmente, después de siglos de preparación, Ewynk estaba listo para salir de su letargo.

Parte 7: El Regreso del Rey de la Noche

El día del despertar de Ewynk fue uno de terror y desesperación. Sin previo aviso, el templo que había estado sumido en la quietud durante siglos se llenó de una energía oscura y poderosa. Las puertas, selladas con magia antigua, se abrieron de par en par, y una niebla espesa y negra comenzó a descender por la montaña, cubriendo las tierras circundantes en una sombra siniestra.

Los habitantes de las aldeas cercanas no sabían lo que se avecinaba, pero pronto lo descubrieron. El retorno de Ewynk no fue silencioso ni pacífico; fue un cataclismo. Con cada paso que daba, la tierra misma temblaba, y las criaturas de la noche acudían a él como si fuera su amo legítimo. El cielo se oscureció, y las estrellas desaparecieron, como si temieran ser testigos del resurgimiento del Rey de los Vampiros.

Ewynk, ahora más poderoso que nunca, se dirigió al corazón del reino. No lo hizo con el propósito de reconquistar su antiguo dominio, sino de forjar uno nuevo, uno que fuera aún más oscuro y terrible que antes. Esta vez, no cometería los mismos errores. Había aprendido de su pasado, y ahora su mente estaba enfocada en un único objetivo: sumergir al mundo entero en la noche eterna, donde él gobernaría como el único señor.

Parte 8: La Oscura Alianza

Ewynk no estaba solo en su deseo de dominación. A medida que su poder crecía, otras criaturas oscuras comenzaron a sentir su presencia y a buscar su favor. Demonios, brujas, y otros vampiros se unieron a su causa, formando una alianza que ni los más oscuros horrores de la historia podrían haber imaginado. Juntos, comenzaron a arrasar por las tierras, destruyendo ciudades enteras y dejando a su paso un rastro de muerte y desesperación.

La resistencia era fútil. Los ejércitos humanos, por muy valientes que fueran, no podían enfrentarse al poder abrumador de Ewynk y su legión. Sus líderes fueron asesinados, sus fortalezas derribadas, y su esperanza extinguida. El mundo se estaba sumiendo en la oscuridad, tal como Ewynk había planeado durante siglos. Y mientras sus enemigos caían uno tras otro, el Rey de la Noche se regocijaba en su triunfo.

Pero Ewynk sabía que su victoria no estaba completa. Para asegurar su dominio eterno, necesitaba realizar un último ritual, uno que lo convertiría en una entidad más allá de la vida y la muerte, un ser que ni siquiera los dioses podrían desafiar. Este ritual requería un sacrificio inmenso, uno que cambiaría el destino del mundo para siempre.

Parte 9: El Ritual de la Noche Eterna

Ewynk reunió a sus seguidores más leales en lo más profundo de una caverna oculta, un lugar donde la magia antigua fluía como la sangre a través de venas invisibles en la roca. Allí, en un altar hecho de huesos y cubierto de runas antiguas, comenzó el ritual. Los cielos se oscurecieron aún más, y el viento aullaba como si el propio mundo estuviera llorando.

Los detalles del ritual eran complejos y oscuros, pero lo que se sabe es que implicaba la destrucción de todo lo que Ewynk alguna vez había amado. El sacrificio de su propia humanidad, su último vínculo con el mundo de los vivos, era necesario para completar el proceso. Con cada palabra que pronunciaba, el poder oscuro dentro de él crecía, y la realidad comenzaba a desmoronarse a su alrededor.

Finalmente, el momento culminante llegó. Ewynk levantó sus manos hacia el cielo, y una explosión de energía oscura envolvió la caverna, extendiéndose como una onda de choque por todo el mundo. El cielo se rasgó, y un vacío insondable comenzó a absorber la luz y la vida de todo lo que tocaba. Ewynk, ahora completamente transformado, se había convertido en una encarnación de la noche misma.

Parte 10: El Amanecer del Reino de las Sombras

El mundo cambió en un instante. La luz del sol desapareció, reemplazada por un crepúsculo eterno que se cernía sobre la tierra. Las plantas murieron, los animales se volvieron salvajes y los humanos, lo que quedaba de ellos, fueron esclavizados o convertidos en sirvientes de los vampiros. Las ciudades humanas fueron reemplazadas por fortalezas oscuras, y el mundo entero quedó bajo el dominio de Ewynk y su reino de sombras.

El nuevo orden de Ewynk no conocía la piedad. Su reino se expandió a lo largo de todo el continente, y las tierras que alguna vez fueron fértiles y llenas de vida se convirtieron en desiertos sombríos donde solo los más fuertes sobrevivían. Ewynk gobernaba desde su trono de oscuridad, imperturbable y omnipotente, mientras el mundo caía en la desesperación.